En el hemisferio sur ya llegó la primera, y con ella los esperados días calurosos y llenos de luz que invitan a salir a la terraza para tomar el sol y por qué no, también descorchar una rica botella de vino. Aquí te damos algunas ideas para celebrar su llegada.
Pinot Noir
Con el cambio de estación los días de comidas enjundiosas que piden vinos con cuerpo y guarda en barrica quedaron atrás. El calor llama a disfrutar de vinos más frescos o que se puedan servir fríos. En ese caso, una variedad tinta ligera que se disfruta muy bien fría es el Pinot Noir, la cepa primaveral por excelencia. Y más si se trata de una añada reciente que entregue el frescor y jugosidad de la fruta joven para disfrutar con o sin comidas. Marqués de Casa Concha Pinot Noir del Valle del Limarí y Marqués de Casa Concha Edición Limitada Pinot Noir del Valle del Bío-Bío son dos vinos que van en esa línea. Con concentradas notas a cereza, frambuesa, una barrica muy integrada, taninos suaves y jugosa acidez, son fuertes candidatos para ser descorchados en un día de primavera ya sea frío o caluroso junto a una tabla de charcutería.
Rosé
Con la llegada de la primavera también se da por inaugurada la temporada de rosé. La excusa perfecta para disfrutar de este estilo de vinos, cuyo distintivo color rosado casualmente combina perfecto con las primeras flores de la primavera. Ideales para días cálidos, los rosados son fáciles de beber, frescos y versátiles. Puedes aprovecharlos para un aperitivo o para acompañar comidas livianas pero vibrantes, como ensaladas, platos asiáticos y sushi. Entre las variedades más comunes para hacer rosados están el Syrah, Carignan, Mouvèdre, Cinsault y Grenache. Estas dos últimas, en un 90% y 10% respectivamente, forman la mezcla que da origen a Marqués de Casa Concha Rosé Cinsault del Valle del Itata: un vino que sólo tiene 6 meses de guarda en huevos de concreto y barricas de 500 litros, lo que significa que tiene un escaso aporte de la madera. Esto privilegia la expresión de su fruta, que entrega aromas a granada y melón rosado, además de notas minerales y grasas en el paladar.
Viognier
Si amas el vino blanco, pero quieres salirte un poco de las variedades tradicionales, el bouquet a flores que entrega el Viognier es una razón de peso para convertirlo en un candidato a los vinos de primavera. Además, es muy fresco, con notas a damascos, cítricos como la mandarina y sutiles notas a miel en el paladar. Algo así como la oda perfecta a un jardín florecido con abejas buscando su polen en plena primavera. Gracias a su cuerpo robusto es ideal para acompañar comidas con sabores agridulces.
Chardonnay
Si lo tuyo no son los vinos muy perfumados, un vino blanco que funciona de maravilla para esos momentos en la terraza con una tabla de quesos es el Chardonnay. Podríamos decir que se trata de una variedad atemporal, y funciona como un perfecto comodín. Sus aromas dependen del clima en que se cosecha, y van desde frutas tropicales, hasta manzanas verdes y cítricos. Marqués de Casa Concha Chardonnay del Valle del Limarí entrega un lado floral, con notas minerales y a avellanas tostadas. Marqués de Casa Concha Edición Especial Chardonnay del sur de Chile en el Bío-Bío, por su parte, ofrece delicados aromas a pera blanca, gran estructura y vitalidad. ¿Con cuál te quedas?