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La cocina mallorquina

Francisca JaraFrancisca Jara

Francisca Jara

Dentro de los destinos turísticos en el Mediterráneo, las Islas Baleares son un archipiélago que consta de cuatro grandes islas. Famosa por sus aguas cristalinas, calas y pueblos pintorescos, Mallorca además cuenta con una tradición vitícola que lleva de la mano a una cocina auténtica y bastante simbólica. ¿Razones suficientes para visitar esta isla? Así parece.

La isla mediterránea de Mallorca es riquísima. Además de sus 555 kilómetros de costa con más de 250 playas de todos los tamaños, aloja la Serra Tramuntana, un cordón de montañas que recorre a la isla de por el norte y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2011. Pero la imponente naturaleza no es lo único que atrae a quienes peregrinan hasta Mallorca. Su tradición vitícola y cocina también cuentan la historia de una tierra que ha sido conquistada por árabes, ingleses y franceses, quienes influyen en cada uno de sus platos.

Algunos productos de gran calidad que se utilizan como base en muchas de sus elaboraciones son el aceite de oliva, la sal marina y las almendras locales. De su tradición agrícola y ganadera destacan el cultivo de hortalizas y la crianza de cerdo, del cual proviene uno de los alimentos imprescindibles y más simbólicos de la cocina mallorquina: la famosa Sobrasada

La Sobrasada es un embutido de carne de cerdo negro curado, condimentado principalmente con pimentón y pimienta, de textura cremosa, untable, deliciosa, y que cuenta con Indicación Geográfica Protegida (IGP). Es ideal para comer con pan en un aperitivo, aunque también combina perfecto con entradas, carnes, pescados, huevos y verduras. Al ser su sabor tan potente funciona muy bien con vinos espumosos que ayuden a refrescar el paladar, pero ya que tiene pimentón rojo, un vino penetrante con notas firmes de moras y cerezas, y una rica nota ahumada como Marques de Casa Concha Syrah también es una excelente opción.

Otro platillo típico de la zona es la Coca de Trampó. Es una suerte de pizza pero cuya masa tradicionalmente se prepara con grasa de cerdo y sin nada de fermentación, por lo que es más densa. Encima lleva los mismos ingredientes del Trampó, la ensalada mallorquina por excelencia que mezcla tomate, cebolla, pimientos rojos y verdes, con sal y aceite. Luego se lleva al horno, y se sirve después que se enfría para disfrutar de la crocancia de su masa. Para acompañarla, anda muy bien junto a un vino blanco con estructura y notas grasas como Marqués de Casa Concha Edición Limitada Chardonnay.

Entre sus platos populares, y también apto para vegetarianos, el Tumbet aparece prácticamente en todas las cartas de los restaurantes. Similar a la Escalivada catalana, consiste en una mezcla de berenjenas, finas láminas de papa y pimientos, todo frito y dispuesto en una fuente que luego se cubre de salsa de tomates, ajos, perejil y aceite. Como usualmente se sirve junto a carnes o pescados, puede acompañarse de vino tinto o blanco, aunque Marqués de Casa Concha Carmenere, con su ligera nota a pimentón rojo asado, complementa muy bien este plato.

Y para terminar, es imposible dejar de mencionar el toque dulce que entregan las deliciosas Ensaimadas. Son tan populares y características de esta isla, que incluso las venden en el aeropuerto de Palma de Mallorca para llevar a casa como souvenir. Los locales la comen al desayuno, pero la verdad es que se pueden disfrutar a cualquier hora. Consiste en una masa de hoja en forma de espiral, espolvoreada de azúcar flor, que también puede ser rellena de crema pastelera, chocolate e incluso la misma Sobrasada. ¿Te tentaste con algo?

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