Dentro de la alta cocina, hay ciertos productos que gozan de gran reputación y, por ende, de una exclusiva demanda. Aquí te contamos sobre una tríada cuya nobleza data de tiempos remotos.
La trufa blanca del Piemonte
Alrededor de las ciudades de Asti y Alba, en el Piamonte italiano, se origina uno de los manjares más apetecidos del mundo, conocido como “el oro blanco de la cocina”. La trufa blanca o tartufo del Piemonte, además de aportar un característico sabor umami y una complejidad aromática a los platos que es muy difícil de describir, puede llegar a costar unos €6.000 el kilo.
Este lujoso hongo es comercializado cada año en la Feria Internazionale del Tartufo Bianco D’Alba. Esta feria es el mejor lugar para apreciar la trufa y conocer directamente a sus productores, los comités de control de calidad y a un selecto grupo de chefs que viaja especialmente a realizar demostraciones culinarias utilizando el producto estrella.
A diferencia de la trufa negra, la trufa blanca solo se consume cruda y es mucho más poderosa. Su potencia es tal, que puede inundar un plato fácilmente. De ahí que las habilidades de quien las utilice son esenciales. Su sabor es delicado, ligeramente picante, y puede recordar al ajo, al queso, la mantequilla, a la almendra e incluso a frutas. A qué sabe una trufa finalmente dependerá de cada comensal, y es por eso que se considera un producto tan especial. Además, solo crece de forma silvestre, por eso es escasa y difícil de adquirir.
Un plato muy popular para disfrutar de su legendario sabor es el Tagliolini con trufa blanca. Es una pasta al huevo, más delgada que los tagliatelle, que se sirve con una salsa a base de mantequilla, queso parmesano y trufa rallada. La regla dice que la trufa blanca va con vino blanco, por lo que este simple y delicioso plato es ideal para acompañar con Marques de Casa Concha Edición Limitada Chardonnay.
El caviar Beluga iraní
Otro producto muy apetecido en el mercado gourmet es el caviar, que son los huevos del esturión curados con sal. De las 27 clases de esturión que existen, el Huso huso es el que da origen al caviar Beluga, la variedad más cara y cuyo principal exportador mundial es Irán.
Un kilo de caviar Beluga puede llegar a costar €9.000, precio que tiene relación con el tiempo que le toma a la hembra producir las huevas (entre 8 y 20 años), la escasez de la especie (en peligro de extinción) que solo se encuentra en el Mar Caspio, y también su demanda.
Mas allá de la exclusividad, este caviar atrae por sus enormes y suaves granos, de color gris y dorado, que en boca entregan una textura cremosa, casi mantecosa, además de un intenso sabor marino complejo y de retrogusto prolongado. Suele servirse de aperitivo, o para ocasiones especiales, siempre frío y en cantidades muy pequeñas, para experimentar su textura y sabor. Entre los más puristas se cree que la mejor bebida para acompañar el caviar es el vodka, sin embargo, una copa de espumante o un vino blanco seco como Marques de Casa Concha Chardonnay también es una excelente alternativa.
Foie gras francés
Por último, no podemos dejar de mencionar al producto más controversial de la alta cocina. Fue 3.000 años a.C cuando los egipcios se dieron cuenta de la facultad que tenían ciertas aves para acumular grasa en su hígado. El resto es historia.
En Francia el hígado de pato y de oca es el producto gourmet por excelencia, siendo este país el principal productor, consumidor y exportador de foie gras del mundo. El Foie gras de canard du Périgord, por ejemplo, posee Indicación Geográfica Protegida (IGP) gracias a su sabor naturalmente equilibrado, mantecoso, delicado y adictivo. Ideal para servir al aperitivo sobre un trozo de pan brioche, junto a higos frescos y como hacen los franceses, acompañado junto a un vino dulce y espumante.
Para quienes no están acostumbrados a sabores empalagosos, una buena alternativa de maridaje es un vino blanco con buena acidez que limpie la grasa del paladar, o también hay cada vez más gente que prefiere acompañarlo con mezclas tintas como Marques de Casa Concha Etiqueta Negra.
